Imanol Goyarrola, Borja Mateo
La emigración es un fenómeno que existe desde los albores de la humanidad. Alrededor del paleolítico, los hombres africanos emigraban por el extremo clima que les impedía su existencia y la fusión de los hielos del ultimo periodo glaciar fue el comienzo de la vida por Europa. En cambio, fue la muerte de la mayor parte de los seres vivos. Sus moradores emigraron y solo quedaron grupos en el inaccesible Tibesti o en el Loga que llevaron una existencia precaria y fueron perdiendo contacto con el resto del mundo habitado. Hasta que el desierto quedó permanente en terrible soledad.
Las grandes migraciones internacionales, que fueron tan importantes durante el siglo XIX, se han visto notablemente reducidas después de la II Guerra Mundial una vez que las migraciones forzosas impuestas teóricamente por los militantes fueron llevadas a cabo
Año 1.900 un nutrido grupo de vascos emigran a América. Año 1.960, ahora son extremeños, cántabros, asturianos y andaluces los que emigran a trabajar en las industrias del País Vasco. Año 1.975, comienzan los viajes organizados al extranjero. Año 1.985 se reinicia el fenómeno de la emigración al País Vasco, pero esta vez desde el extranjero. Año 1.997, existe ya un colectivo integrado por 400 emigrantes extranjeros asentados.
La formación personal, tanto humana como intelectual, es una tarea de todos , ya sea para uno mismo, como para gentes de otras culturas.
"Pues Mustafá es el Secretario General de la Asociación Afrovasca, aquí en Bilbao, y nos va a contar a groso modo los problemas que tiene este colectivo (que está formado en Bilbao por 400 personas)"
" desde un punto de vista general; pero sobre todo sobre la familia. La familia es lo más importante en Africa. Y al llegar aquí, el individualismo que existe en Europa (cada uno hace sus cosas diferentes) hace que esa integración sea muy lenta."
"Lo que yo quisiera es que él aprendiera mi cultura, y yo aprenda la suya; y que podamos intercambiarnos. Que podamos intercambiar ideas, hechos. Porque yo tengo muchas cosas buenas en mi cultura pero no digo que mi cultura es perfecta. La cultura siempre tiene cosas que hay que mejorar; tiene que ir evolucionando con la sociedad "
"Pero en toda la emigración hay dos cosas: el corazón y la razón. El corazón qué significa: pues que las personas que vienen aquí no han venido aquí porque quieren, no; vienen porque están ante unas situaciones que no pueden resolver en su país de origen."
"Los de aquí tienen que aprender a convivir con la gente que viene de fuera, pero nosotros también tenemos que hacer el esfuerzo para poder convivir con la gente de aquí; demostrarles que tenemos valores culturales importantes, que podemos convivir con cualquier persona; que no somos delincuentes, ya que en la mayoría de los casos se considera al emigrante como un delincuente ,persona que va a vender droga , prostitución (en el caso de las mujeres ) y todas aquellas cosas que no es bien visto por la sociedad"
"No existe solamente la diferencia entre las culturas africanas y la cultura de aquí; sino que existen otras que también se pueden notar, y que son importantes. Por ejemplo, algunos somos musulmanes, y esa diferencia se nota. Y sin embargo, yo estoy todos los días ayudando a gente que no es musulmana. Por eso es muy importante ser tolerante en algún sentido: considerar al otro no como un blanco, o un cristiano , sino como un ser humano, que también ha sido creado por Dios, y que por eso mismo somos iguales en ese sentido.
Tanto Mustafá, como otros muchos inmigrantes extranjeros, viven el problema de la emigración desde dentro; todos los días. Y desde ahí nos ofrecen soluciones con espíritu constructivo y realista.
En la convivencia entre distintas culturas hay que conocerse unos a otros, con el fin de evitar falsas especulaciones que prejuzguen y maljuzguen al otro.
Vivimos juntos. Reconozcamos cada uno las limitaciones y aportes, tanto de nuestra cultura, como de la del otro; y construyamos una cultura en la que, manteniendo nuestras diferencias, caminemos a aceptar como propios elementos positivos del otro.
La intolerancia frente a los débiles ha adquirido con frecuencia a lo largo de la historia, una dolorosa forma de legalidad.
Son siempre los más débiles de la sociedad los que sufren las mayores desgracias niños, enfermos, los pobres, las minorías, los emigrantes y refugiados entre otros. Una civilización verdaderamente humana no puede relativizar la dignidad del hombre, después de tantos esfuerzos por desarrollar y defender un sistema político que protegiera los derechos de la persona. Tras tantas luchas en favor del hombre y de su libertad, perder la batalla de la vida, sería imperdonable.
Sin duda, hay que convencerse unos a otros con el
fin de evitar falsas especulaciones que prejuzguen y maljuzguen
al otro.