LA SOCIEDAD IDEAL A LA LUZ DE ARISTÓTELES, ASTÉRIX Y OBÉLIX
Jon Peciña Iturbe, Álvaro Serrano, Tomás Troncoso, Jorge González., José Ramón Espadero, Cristóbal Parreño, Juan José Sánchez, Ignacio Quintana
Coordinador: Andrés García-Alonso
Para la realización de esta ponencia nos hemos basado esencialmente en el clásico de Astérix, perdón, de Aristóteles, "Ética a Nicómaco". El método de trabajo ha consistido básicamente en reuniones semanales en las que debatíamos diversos temas de la sociedad y ciudadanía actuales. Fruto de esos debates surgieron algunas ideas, que han inspirado las recogidas en esta ponencia. Tras el debate realizábamos un proceso de búsqueda de viñetas (o sea, leíamos los libros de Astérix de arriba a abajo) que pudieran ilustrar adecuadamente las ideas que queríamos expresar. Por un lado hemos tomado un ligero pero fructífero contacto con la filosofía aristotélica, y por otro hemos consolidado nuestro nada despreciable conocimiento (por no decir dominio absoluto) del comic de Goscini y Uderzo.
Pues aunque el bien del individuo se identifica con el bien del Estado, parece más importante y decisivo lograr y preservar el bien del Estado. En efecto, es ciertamente deseable obtenerlo para un individuo, pero es más hermoso y divino lograrlo para un pueblo y para cada Estado.
Sin embargo Obélix discrepa en parte de Aristóteles, y hemos de reconocer que nosotros también le damos la razón: el individuo debe estar por encima del Estado.
Si existe, pues, algún fin de nuestros actos que nosotros queremos por sí mismo, mientras los demás fines los perseguimos en función de él, y si no elegimos todas las cosas en función de otras (pues así procederiamos hasta el infinito, por lo que nuestro deseo sería vacio y vano), es evidente que ese fin último ha de ser el bien e incluso el bien supremo. ¿No es verdad que el conocimiento de ese fin tiene gran importancia para nuestra vida y que al poseerla, igual que los arqueros que tienen a la vista el blanco, tendremos más claro lo que hemos de hacer?. Si ello es así, hemos de intentar comprender, aunque sea sumariamente, cuál es su naturaleza y de qué ciencias o facultades es objeto.
Unos creen que es algo evidente y visible, como, por ejemplo, el placer, la riqueza o los honores,…