El siglo XXI y la Ciudadanía Mundial

 


Carlos Balladares Castillo


Introducción

  El presente ensayo plantea la creación de una ciudadanía mundial como primer paso para la solución de una serie de problemas que tienen una dimensión planetaria y, que afectan la vida cotidiana de la mayoría de los seres humanos, como son: las crisis financieras, el irrespeto a los derechos humanos y la ausencia de democracia a nivel internacional, entre otros. Para crear dicha ciudadanía consideramos que el modelo europeo representa uno de los mejores mecanismos para realizar el paso de una ciudadanía nacional a otra de mayor rango territorial sin violar la soberanía del Estado-Nación, institución que a pesar de su debilidad sigue siendo protagonista en lo que se refiere al Derecho Internacional Público.

El otorgar el rango de ciudadano a todos los habitantes del planeta, será uno de los mayores reconocimientos, después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, de la dignidad que posee la persona humana. Contribuirá asimismo a la defensa de estos derechos, junto con la verdadera conformación de una Comunidad Política Mundial.

  Es importante resaltar que la ciudadanía que proponemos tiene una base sólida en la cultura occidental, al referirse al universalismo que ha cimentado la religión cristiana. El cristianismo tiene como hijos de Dios a todo ser humano, es una comunidad universal que no tiene fronteras de ningún tipo. La ciudadanía mundial vendría a traducir este principio de unidad trascendental en un principio legal que abarca a toda la raza humana.

 

Problema

  Los problemas planetarios, a los cuales nos referimos, tienen su origen en una desarticulación entre el fenómeno de la globalización y la creación de una comunidad política mundial. En palabras de Soros, la economía mundial no se ha desarrollado de manera simultánea con el de su correspondiente sociedad global.

 El fenómeno de la globalización se caracteriza por la existencia de una economía mundial, es decir, de la expansión de los mercados de bienes, servicio y principalmente capitales la cual ha sido facilitada por la revolución tecnológica e informática. Este proceso no ha tenido una clara direccionalidad y más aún, ha sufrido una fuerte crisis que se refleja en los mercados financieros globales (crisis asiática); por lo que múltiples organizaciones y personalidades han planteado la necesidad de crear instituciones mundiales capaces de darle la dirección y el equilibrio necesarios. Por otro lado, la globalización ha traído consigo una disminución creciente del poder de los Estados-Nacionales que se traduce en una casi nula participación del ciudadano común nacional en los aspectos que afectan su vida; debido a que el ámbito decisional en lo económico se ha transladado al ámbito internacional, en el que los organismos transnacionales (principalmente financieros) concentran el poder de decisión.

 La ciudadanía, entendida como la posesión de unos derechos y la capacidad de participar en las decisiones fundamentales que afectan a la persona, en calidad de igualdad; se pierde en la medida que los Estados pierden poder ante elementos externos al mismo. En este ámbito de ideas, podríamos decir que "la ciudadanía" sólo la poseen los órganismos transnacionales (los cuales actúan en los límites estatales, tales como empresas, ONG’s y mafias internacionales). El problema entonces, es el siguiente: ¿cómo crear una sociedad global que posea instituciones capaces de controlar la globalización y a su vez permita la participación de todos sus miembros?. Para nosotros, la respuesta se encuentra en la creación de una ciudadanía mundial, debido a que no podemos pensar en una sociedad (mundial) sin personas que tengan el derecho de constituirla (ciudadanos). Pero, ¿bajo qué parámetros puede plantearse este tipo de ciudadanía?; la respuesta a esta pregunta consideramos que se encuentra en el ejemplo de construcción de la ciudadanía europea.

 

Propuesta

 Los "diseñadores" de la Unión Europea al crear el status de ciudadano de la Unión, crearon un mecanismo que no afectara las identidades nacionales, ni sustituyera las ciudadanías específicas. Para ello la nueva ciudadanía la hicieron depender de la nacionalidad de los Estados miembros (de la Unión Europea), es decir, el ciudadano al poseer la nacionalidad de dicho Estado obtiene el vínculo de pertenencia a una organización (Unión Europea)*. Obtiene un complemento a su ciudadanía. Igualmente, esta se basa en un contenido evolutivo, que comprende la posibilidad de que pueda ser ampliada con el tiempo, mediante mecanismos previamente establecidos. Esta ciudadanía ofrece los derechos complementarios: a) circulación y residencia general en los Estados miembros; b) ser elector y elegible en elecciones municipales y en elecciones al Parlamento Europeo; c) ser protegido diplomática y consularmente por otro Estado miembro distinto del que es nacional; d) de petición ante el Parlamento Europeo y la institución de un Defensor del Pueblo europeo; y e) la transparencia de las instituciones comunitarias.

 El mecanismo que acabamos de describir, de una forma bastante resumida, resulta ideal para el caso que nos atañe. En el caso del ciudadano mundial, éste obtendría dicha ciudadanía si es nacional de un Estado miembro de la organización global. El problema siguiente, consiste en la creación de dicha organización, la cual podría ser la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU) pero con una mayor capacidad de acción sobre los problemas exclusivamente de tipo planetario, y con una estructura organizativa democrática, con el fin de dar cabida a la participación no solo de los Estados sino de los nuevos ciudadanos.

 Su Santidad Juan Pablo II ha señalado que: "En el ámbito de la comunidad internacional, las naciones y los pueblos tienen derecho a participar en las decisiones que con frecuencia modifican profundamente su modo de vivir". Para que la ciudadanía sea plena debe poseer derechos y los derechos deben ser acompañados por la participación. Si el primer aspecto ha sido declarado ya (en 1948), la aceptación de una Ciudadanía Mundial sería el reconocimiento de las personas en la esfera internacional, y le daría la posibilidad de la implementación de dichos derechos. Con respecto a la participación planteamos que se forme un cuerpo deliberativo a nivel mundial, lo cual sería otro aporte del modelo europeo (el cual posee una representación poblacional: Parlamento Europeo, y una representación por Estados: Consejo de Ministros), y que ha sido descrito por INFUSA (International Network for United Nations Assembly). Esta Asamblea determinada por la población, puede ser asesora de la actual Asamblea de la ONU, que está formada por Estados (un Estado-un voto); y a medida que la ciudadanía mundial se fortalezca y decline el poder de los Estados-Nacionales dicha Asamblea tendría más poder de decisión y de intervención.

 Un ciudadano mundial sería entonces, aquel que posee la nacionalidad de un país miembro, país que ha aceptado no solo el cumplimiento de los Derechos Humanos, sino que facilitará su supervisión y control por parte de la nueva ONU, y permitirá que sus nacionales elijan una Asamblea Mundial. El ciudadano nacional se beneficia ante esta protección externa y los Estados nacionales podrán presionar con mayor fuerza en dicho foro de discusión internacional.

La existencia de una ciudadanía de este tipo serviría como elemento facilitador de: a) las actividades de control sobre la protección de los Derechos Humanos y b) la creación de una conciencia en torno a los problemas comunes (económicos, ecológicos, delitos internacionales, etc.) necesaria para crear una sociedad mundial. De igual manera da un primer paso para posteriores políticas de control sobre las crisis económicas y problemas similares.

 

Bibliografía

 CORTINA, Adela, Ciudadanos del Mundo. Hacia una Teoría Moderna de la Ciudadanía, Edt. Alianza, Madrid, 1999.

JUAN PABLO II, El secreto de la paz verdadera reside en el respeto de los derechos humanos, Mensaje de Su Santidad para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz (01 de enero de 1999)

JUAREZ PEREZ, Pilar, Nacionalidad Estatal y Ciudadanía Europea, Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid, 1998.

SOROS, George, La Crisis del Capitalismo Global, Debate, Madrid, 1999.

Tratado de Amsterdam (02 de octubre de 1997).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Area: Humanidades, Teorías contemporáneas de la ciudadanía: el valor de la diferencia y de las tradiciones.

 

Ciudadanía (UNIV, 99): "capacidad para generar un bien para la comunidad política más inmediata desde el propio trabajo, desde las células comunitarias básicas de la sociedad. (...). El ciudadano es un hombre que más allá del cumplimiento de sus deberes civiles, se pone desinteresadamente al servicio de la comunidad, promoviendo una respuesta creativa a las necesidades que surgen en su ámbito vital con atención prioritaria a los más débiles (...) es un hombre acostumbrado a convertir el poder en servicio".

 

Solidaridad (UNIV, 99): "capacidad de generar una ayuda a los más desfavorecidos en sentido material o espiritual estén donde estén.