UNIV |
X Congreso Universitario del País Vasco
Presentación
Un rostro humano para un mundo global
El mundo al que nos asomamos
al franquear el nuevo milenio es, bajo muchos aspectos inédito.
La época contemporánea ha
creado nuevos canales de información y ha aumentado la velocidad con la que los
hombres se comunican entre sí. La llamada "información en tiempo
real" está provocando efectos que eran del todo imprevisibles hasta hace
poco. Realidades físicamente lejanas se hacen cercanas, y a la vez lo más próximo
a nosotros puede resultarnos desconocido, tal vez porque no está presente en
los circuitos de comunicación.
Un americano de 18 años
viste, canta, lee, grita y se enfada del mismo modo que un coetáneo suyo de
Hong Kong, Lisboa, Oslo, Buenos Aires, Johannesburgo, Perth, Bogotá... Es
evidente que se han creado, y siguen creándose cada día comunidades
nuevas que no responden a factores de proximidad geográfica o cultural.
Para muchos, por lo menos en un primer momento, ante una situación insólita en
la que parecen prevalecer la desorientación y la confusión colectiva, todo
esto puede resultar desconcertante. Pero también es cierto que este escenario
ofrece oportunidades nuevas para conocer y entrar en contacto con realidades muy
distintas de aquellas en las que uno se ha formado: se puede decir, por tanto,
que la situación actual encierra unas prometedoras posibilidades de apertura a
la humanidad, con todo el enriquecimiento del patrimonio común de conocimientos
que esto lleva consigo.
En el comienzo de este
proceso "globalizante", el diálogo entre las culturas se ha alcanzado
a costa de un cierto empobrecimiento generalizado, de una grosera uniformidad
entre las diversas sociedades. Esto ha provocado reacciones de incertidumbre y
temor, y no faltan quienes detrás de esta uniformidad han creído ver un diseño
bien tramado con objetivos de dominio. Para éstos, la "mundialización"
es fruto de ideologías dirigidas a instaurar un régimen único sobre todos los
ciudadanos del mundo. No faltan tampoco quienes, en contra de la uniformidad
global, al acecho en Seattle, Davos o Washington, no han tenido reparo en
orquestar a través de la red la primera cruzada
global de la historia...
La globalización,
proceso que en realidad comenzó con el descubrimiento de nuevos mercados y el
encuentro entre culturas distintas en los siglos XV y XVI, ya no es considerada
hoy en día una cuestión solamente económica, de comercio, de movimiento de
capitales. El término "globalización" ha asumido una creciente
dimensión humana, entretejida de ideas que viajan en tiempo cero, de ilusiones,
de angustias y esperanzas que unen a hombres y mujeres de todos los continentes.
En este nuevo contexto, sin embargo, el aspecto económico y financiero continúa
en el centro de la atención, especialmente por el fenómeno de la concentración
de riqueza, de bienestar, de poder y por la consiguiente marginación de una
buena parte del mundo, esa que no ha podido subir al tren del "crecimiento
global". En el actual mercado global, rico de oportunidades, mil quinientos
millones de personas viven en estado de miseria, con una renta inferior a 2 dólares
al día. Ante una emergencia semejante, todas las conciencias se sienten
llamadas a defender y promover, desde todos los ámbitos, la dignidad del ser
humano imagen de Dios y llamado por su Creador a la felicidad.
En unas declaraciones
recientes, el director de una agencia de las Naciones Unidas describía el gran
reto de nuestro tiempo como el buen
gobierno de la globalización: la erradicación de la pobreza, el desarrollo
humano sostenible, la seguridad, la lucha contra la exclusión social serían, a
su modo de ver, algunos de los puntos claves de ese buen gobierno. El desafío
en definitiva, no es otro que una globalización
con rostro humano, es decir, una globalización fundada sobre los principios
de justicia, equidad y participación.
Haciendo eco a estas
premisas y en continuidad con las últimas ediciones de los Congresos
Universitarios Internacionales, el ICU propone a los participantes del UNIV 2001
una reflexión abierta, sin juicios a
priori a favor o en contra de la globalización. Ante el enfrentamiento
entre detractores y partidarios del mundo global, el universitario del UNIV 2001
es invitado a estudiar serenamente este fenómeno, en sus múltiples y variadas
perspectivas: cultural, tecnológica, económica, financiera, jurídica, etc.
Una realidad global por
antonomasia desde su nacimiento es precisamente la universidad: su propio nombre
nos lleva al concepto mismo de universalidad, en referencia directa a la
naturaleza humana y la cultura en la que el hombre crece y se desarrolla. La
naturaleza inmutable y universal del hombre, de la que no se puede disponer a
libre arbitrio, es el elemento que une los más diversos valores y culturas. La
universidad, por tanto, debe hacer oír su voz cada vez que, en nombre de la
tecnocracia imperante, son sacrificadas la libertad y la dignidad del hombre.
Pero su labor no es sólo de vigilancia y de denuncia. Corresponde también a la
universidad la tarea positiva de humanizar el mundo global. Constituye
precisamente un reto actual transformar la universidad en una comunidad de
estudiosos abiertos a las múltiples y ricas realidades del mundo global y al
conocimiento y al respeto recíproco que de ello se deriva. El objetivo al que
todos deberíamos tender es el de construir una cultura en la que cada persona
pueda disponer de los bienes que garantizan el propio desarrollo en la búsqueda
del bien y de la verdad. Toda sociedad, en cualquier latitud, debería tener
como primer horizonte el de garantizar a sus miembros los derechos objetivos del espíritu, es decir los derechos de la
conciencia, presupuesto necesario de un desarrollo armónico del hombre, cuyas más
profundas aspiraciones resultan siempre indisociables de la personal búsqueda
de Dios. La cultura de una nación tiene su origen precisamente en las
respuestas que cada generación da a estos interrogantes existenciales. El diálogo
entre jóvenes de diferentes naciones, nutrido de estudio y de experiencias
comunes, ayuda a pensar sobre los principios que deben inspirar la cultura
mundial de la globalización.
El UNIV es un Congreso
global por nacimiento y tradición: desde 1968, ha promovido a través del
estudio y del intercambio cultural, el encuentro entre centenares de millares de
jóvenes de todos los continentes. A los universitarios de hoy corresponde la
tarea de descubrir cómo entretejer de solidaridad las redes de relaciones económicas,
políticas y sociales que el proceso de globalización tiende a multiplicar. El
UNIV 2001, como propuesta de trabajo interdisciplinar y de diálogo entre
estudiantes y profesores de distintos países y continentes y de lenguas y áreas
de conocimiento diversas, será para muchos jóvenes la primera ocasión de
tener una experiencia personal de trabajo en común con colegas de otros países,
y quizá de abrir los ojos al mundo de mañana.